Después de la colocación de la prótesis de rodilla, es fundamental llevar a cabo un plan de ejercicios progresivos y adaptados. Estos ejercicios ayudan a fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar el rango de movimiento y optimizar la estabilidad de la articulación. Las primeras semanas suelen estar enfocadas en ejercicios suaves de movilidad y fortalecimiento básico, evitando sobrecargas que puedan generar molestias. Más adelante, se incluyen movimientos de fortalecimiento más avanzados, siempre bajo la supervisión de un fisioterapeuta especializado.
Es importante cuidar la cicatriz y mantener una higiene adecuada en la zona operada para evitar infecciones. También es recomendable evitar actividades que puedan suponer un riesgo de caída o impacto sobre la rodilla durante los primeros meses, ya que la prótesis necesita tiempo para asentarse y adaptarse al organismo.
Una actitud comprometida con el proceso de recuperación puede hacer una gran diferencia en los resultados. La fisioterapia es un apoyo esencial, ya que ayuda a reducir el dolor y a mejorar la movilidad con ejercicios y técnicas personalizadas. Con los cuidados adecuados, la mayoría de los pacientes con prótesis de rodilla logran retomar sus actividades cotidianas, disfrutando de una mayor comodidad y libertad de movimiento.

